El Gobernador de Indias, de José Miguel Carrillo de Albornoz.
Se trata de la historia de frey Nicolás de Ovando, un caballero de la orden de Alcántara, fidelísimo a la reina Isabel I de Castilla, que para reparar la falta de gobierno de Colón en las tierras recientemente descubiertas, es enviado por los reyes como gobernador de Indias.
Su caracter y su templanza hacen de la isla de La Española un ejemplo de urbanización y gestión con aplicación de justicia y cumplimiento de la legalidad establecida por los reyes.
Hasta que se llega a ese episodio de la vida del personaje histórico pasa gran parte de la novela en el relato de la vida de Nicolás de Ovando, desde su nacimiento en casa de don Diego "de Cáceres" Ovando, un guerrero ejemplar en su servicio a la corona y cuyo principal interés es dar un futuro a su familia, acrecentar la herencia familiar y a su segundo hijo, el protagonista, darle una encomienda en la Orden de Alcántara, concretamente consigue que se le nombre Comendador de Lares.
La novela, que resulta muy ilustrativa de esa época, nos retrata a los personajes de la época, es un relato muy interesante de los sucesos desde finales del siglo XV y principios del XVI, comenzando con el gobierno del rey Enrique IV (hermanastro de Isabel I), la guerra de sucesión entre sus partidarios y los de su hermanastro, Alfonso de Castilla que en oposición de su hermano fue proclamado como Alfonso XII de Castilla.
Se relata también el acceso al trono de la princesa Isabel y el poder que ejercía en todo su alrededor, fue capaz incluso de tomar una plaza sin derramamiento de una sola gota de sangre, por su presencia.
Continúa con la toma del Reino de Granada, las luchas internas dentro del reino
moro, la entrega de la ciudad de la Alhambra sin derramamiento de
sangre, el descubrimiento de las Indias de Occidente por Colón, el
desgobierno que ejerció el descubridor, las revueltas que hubo, y la
pacificación que frey Nicolás de Ovando impuso a La Española.
En lo que se refiere a la novela como tal, encuentro los diálogos un poco pesados en algunas partes, parece que dedicados a la alabanza de la personalidad del protagonista de cada relato, que en la primera parte del libro es el padre de Nicolás, don Diego de Ovando, y en la segunda parte el propio don Nicolás de Ovando, por parte de los que le rodean. Pero a pesar de este detalle, he encontrado que es una lectura dinámica y entretenida
Tiene algunas expresiones que me han llamado la atención, por ejemplo, la reina Isabel I, a punto de morir les dice a sus allegados,
lo que no se puede evitar hay que afrontarlo. Me parece una frase que encierra un principio de dignidad, nada de lloriqueos, nada de perder los nervios, si no hay remedio, al menos que haya dignidad.
Recomendable 100%
